* más info pinchando sobre cada personaje.
El virus artificial creado por los laboratorios Eternal Lab es el resultado del trabajo coordinado de algunos de los mejores científicos y especialistas del planeta. Se trata de un patógeno letal, autosuficiente y cambiante cuyas verdaderas capacidades aún están por descubrir.
El virus es mortal en humanos y se contagia por medio de la sangre o la saliva. Una vez producida la infección, un sujeto sano muere en un periodo que varía desde unas pocas horas a un máximo de tres días, dependiendo de su constitución, edad, estado de salud y gravedad de sus heridas. En el momento en el que se produce el fallecimiento, el cuerpo vuelve a alzarse en unos pocos minutos impulsado por un ansia irracional de alimentarse de la carne de los vivos.
El cerebro de un infectado, una vez fallecido, no tiene ninguna capacidad de raciocinio. Únicamente algunos especímenes conservan un ápice de memoria que les impulsa a realizar algunas tareas rutinarias que tenían en vida, como volver a casa, acudir a sus puestos de trabajo o sentarse frente a la televisión. Privados de cualquier estímulo, algunos ejemplares llegaron incluso a mostrar ciertas tendencias artísticas. Destruir el cerebro es la única manera de terminar definitivamente con un muerto viviente.
Los sentidos permanecen intactos siempre y cuando los órganos correspondientes no estén dañados. Las últimas investigaciones de Eternal Lab revelaron una capacidad innata de los especímenes para diferenciar a los vivos de los muertos, probablemente mediante un olfato hiperdesarrollado o una mutación post-mortem todavía desconocida.
Los muertos vivientes conservan capacidades motrices muy similares a las que tenían antes de fallecer, especialmente en cuanto a velocidad y fuerza. Sin embargo, no sienten fatiga ni dolor, por lo que su resistencia y flexibilidad mejoran notablemente. Por otro lado, la degeneración de los tejidos les dificulta la capacidad de reacción, el equilibrio y la coordinación. Esto, unido a los habituales daños musculares sufridos en el ataque que causó la infección, hace que sus movimientos, aunque rápidos y decididos, puedan resultar algo torpes.
Fui mordido por un zombi a temprana edad, por culpa de lo cual estos seres llevan poblando mis pesadillas desde entonces. Más tarde me convertí en Técnico Superior de Audiovisuales y aprendí todo lo que sé sobre escritura gracias al grupo de guionistas freelance "El Alambique de Ideas", con cuyos compañeros publiqué la recopilación de relatos cortos de terror "Las mujeres son malas" (Ed. Atlantis). Ahora busco extirpar por fin el virus de mi cuerpo escribiendo novelas de muertos vivientes.info@sagasentenciado.com
Ilustrador y diseñador gráfico. Durante su trayectoria profesional ha experimentado con diferentes horizontes digitales, lo que le ha permitido desarrollar una amplia variedad de estilos con los que adaptarse a cada proyecto e historia tratando siempre de conseguir el mejor resultado a través de los detalles. Ver ilustraciones, ricardomlqr@gmail.com
Licenciada en Periodismo, lectora empedernida y tocapelotas. Tras pasar por Hearst Magazine, Tucán Comunicación y Grupo V he decidido cambiar a los personajes del Cuore por los muertos vivientes tras comprobar que las similitudes entre ambos son extraordinarias. Asumí eso de que “mi novio es un zombie” y decidí embarcarme en la aventura en un momento en el que un virus llamado crisis también ha dejado a mi profesión “sentenciada”.
Ingeniero de Software y Diseñador Web. Atraído siempre por la innovación y la simplicidad. Interesado especialmente en plasmar la verdadera identidad que los clientes tratan de comunicar con sus productos. Huye de la idea estereotipada de que todo programador escribe sus líneas acompañado de litros de café, añadiendo una excelente música de fondo a la ecuación. guillermo.herrero.i@gmail.com